Juan Ramón Jiménez (1881-1958) Historia
1 Un visitante nos comenta Poeta español, nacido en Moguer (Huelva) y fallecido en San Juan de Puerto Rico. Su vida entera representa una entrega y una dedicación total a la poesía. Estudió en el colegio de los jesuitas del Puerto de Santa María y más tarde en la Universidad de Sevilla. Hacia los 20 años se trasladó a vivir a Madrid y efectuó viajes por Europa. En 1916 contrajo matrimonio en Nueva York con Zenobia Camprubí. Esta fecha no sólo es importante en su vida sentimental, por señalar el encuentro con la esposa admirable y la gran colaboradora, sino que también marca un hito en el campo de su producción poética: el Diario de un poeta recién casado (1917, en 1956 cambió su título por el de Diario de poeta y mar) divide en dos grandes vertientes toda su obra. Después de la Guerra Civil española se trasladó a San Juan de Puerto Rico. El mismo año en que murió su esposa (1956) le fue otorgado el premio Nobel de Literatura. Dos años más tarde moría a su vez el poeta en la ciudad americana que le había acogido. Sus restos fueron trasladados a España.Su obra entera representa el esfuerzo constante por la búsqueda de lo poéticamente puro. En este esfuerzo le acompañaron sus discípulos, los poetas de la generación del año 27, llamados también de la «poesía pura»: Lorca, Alberti, Salinas, Guillén, etc. Los primeros libros del poeta (Almas de violeta, 1900; Ninfeas, 1900; Rimas, 1902; Arias tristes, 1903; Jardines lejanos, 1904; Elejías puras, 1908; Elejías intermedias, 1908; Las hojas verdes, 1909; Elejías lamentables, 1910; Baladas de primavera, 1910; La soledad sonora, 1911; Poemas májicos y dolientes, 1911; Pastorales, 1911; Melancolía, 1912; Laberinto, 1913) se caracterizan por un manifiesto influjo del simbolismo francés y del modernismo hispánico y, sobre todo, por una impregnación melancólica de gran efecto. Durante este primer período los ojos del poeta han estado abiertos a las luces y a los colores, a los paisajes externos. Sus sentidos, alerta siempre, han sabido captar magistralmente el movimiento rápido («Y mientras me miraba, cojiéndose el cabello, / por sus ojos floridos las praderas pasaban») y la impresión colorística («Dios está azul. La flauta y el tambor / anuncian ya el albor de primavera»).