Manuel Luna (0000-0000) Cine y Televisión
1 Un visitante nos comenta Manuel Luna Baños
(Sevilla, 1898 - Madrid, 1958) Actor de teatro y cine español. Siendo todavía un adolescente mostró una gran inquietud por la escena. Comenzó como aficionado y, con dieciocho años, se confirmó como profesional y entró a formar parte de distintas compañías, como la de Anita Ferri o la de Carmen Díaz, entre otras. Se verdadera carrera cinematográfica comenzó a mediados de los años treinta con su intervención en diversas películas de Florián Rey, que le ofreció papeles de diversa entidad en Nobleza baturra (1935) y Morena Clara (1936), dos de los mayores éxitos del cine republicano en los que formó, junto con Imperio Argentina y Miguel Ligero, uno de los pilares del reparto. Funcionaron muy bien sus interpretaciones aunque se apreció, inevitablemente, su marcada apostura teatral.
El inicio de la Guerra Civil provocó una cierta inestabilidad artística en la carrera de Manuel, pero su participación en dos películas dirigidas por Florián en Berlín, Carmen, la de Triana (1938) y La canción de Aixa (1939), consolidó en cierta medida su trayectoria. Finalizada la contienda, todavía intervino en otro filme del director aragonés: La Dolores (1939).
Si bien aportó su buen hacer en estos trabajos y demostró que era capaz de conseguir personajes de gran credibilidad a lo largo de los cuarenta, su aportación estuvo dificultada por la ambientación y el vestuario que se prodigó en la época. La comedia, la aventura, el cine militarista, las evocaciones históricas, misiones apostólicas, adaptaciones literarias, ambiente taurino o conventual…; un repertorio en el que intentó mostrar su eficaz versatilidad más allá del personaje tipo al que le sometieron diversos directores.
Así, fue dejando su huella en Los ladrones somos gente honrada (1942), de Ignacio F. Iquino; El escándalo (1943), de José Luis Sáenz de Heredia; ¡A mí la Legión! (1942), Misión Blanca (1946), Serenata española (1947), Locura de amor (1948) y Alba de América (1951), entre otras, de Juan de Orduña, y Fuenteovejuna (1947) y Los clarines del miedo (1958), de Antonio Román. En la última etapa de su carrera trabajó en películas de muy diversa factura de Luis Lucia, como Currito de la Cruz (1948), La hermana San Sulpicio (1952) y El Piyayo (1955), entre otras.
Manuel Luna fue uno de los rostros más representativos del cine español de los cuarenta. Caracterizó todo tipo de personajes a los que impregnó de un talante aparentemente duro, con expresiones que intentaban mostrar al espectador el alma y los sentimientos. Sin duda, como otros muchos actores de la época, supo adaptarse a aquellos papeles que reclamaron las producciones del cine español, sometido a los vaivenes de un sistema de producción poco dado a indagar en terrenos más arriesgados que los que sostenían un cine de grandes decorados e interpretaciones sobreactuadas. Estuvo casado con la actriz Cándida Meana y a lo largo de su trayectoria artística recibió diversos premios de interpretación del Círculo de Escritores Cinematográficos. El Sindicato Nacional del Espectáculo le premió por toda una carrera a título póstumo.
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