GonZaLo PaNer20 (0000-0000) Literatura
1 Un visitante nos comenta Un conocido nosocomio lambayecano fue testigo de mi llegada al mundo, una noche de viernes, el vigesimosegundo día del quinto mes del año 1987. Mi natalidad estuvo enmarcada en la desgracia, el terror y el caos de uno de los peores desgobiernos sufridos en nuestro país; ¿Acaso fueron esas vicisitudes las que delinearan mi personalidad? No lo sé, pero tampoco creo que halla sido así, pues de aquellas instancias no recuerdo nada.
Mi infancia la pasé en casa de mi abuela, persona que me adoptara después de la muerte de quien dicen fue mi madre. Mi padre, posiblemente la persona a quien más admiro y respeto, asumió mi crianza, el instó por que nunca me faltara nada. De mi niñez poco recuerdo, así que lo mínimo que puedo rescatar es que a los seis años de edad ingresé a estudiar en un colegio nacional. No creo mentir si digo que mi primaria fue siempre destacada, pues todos los años aparecía entre los diez mejores del aula, aunque sin quererlo, y sin esforzarme demasiado.
En el año 1999, comencé mi travesía por la secundaria, en el mismo colegio donde estudie mis primeros años, en el Glorioso “San José”, institución educativa por la cual guardo un respeto copioso y un cariño indómito, inexplicable para algunos, pero sumamente sencillo de comprender cuando has pasado gran parte de tu vida en un lugar donde siempre encontrabas amigos, amigos verdaderos, amigos que aún en las malas están contigo. No puedo decir que mis mejores momentos los pasé en mi época escolar, pues confieso haber tenido otros mejores, y aún así sé que lo bueno no ha llegado todavía. Para muchos, tanto como para mí, la época escolar es una de las etapas más hermosas y contradictorias, pues mientras sigues siendo un estudiante, lo que más deseas es terminar, pero cuando terminas, quisieras regresar.
Lo que más recuerdo de mi secundaria fue cuando ingresé a la banda de música, ello me sirvió para conocer a nuevas personas, lugares a los que antes no había ido, hasta hicimos un viaje por un pueblo del departamento de Cajamarca. Al año de haber ingresado a la banda, por cuestiones académicas, tuve que retirarme.
Cuando ya tenía trece años, conocí a una persona que me encaminó por en mundo de las letras, de la literatura y del amor, haciéndome partícipe de un sueño compartido que el destino se encargo de romper. El tiempo pasó rápido, y cada vez más aún. Ya estaba en el último año de colegio, año de alegrías y anécdotas, de salidas son permiso, de escapes de clase, rebeldía remarcada en los enfrentamientos con los profesores, año de decisiones y locura, año de experiencias y nostalgias también. La fiesta de promoción, fiesta a la cual no acudí, y he ahí el fin de un quindenio paradisíaco, de fantasías irracionales, ilusiones que no eran más que eso, deseos de cambio, de amores que a veces no lo eran, de alegrías, tristezas, enfados, riñas, amistades, enemistades, reconciliaciones, furias, dolores, gritos, peleas que no se recuerdan el origen, en fin; era escolar.
Yo nunca he tenido problemas de adaptación, afortunadamente, siempre he sabido llevarme bien con todos, y casi nunca me he ganado problemas impropios, soy una persona sumamente tranquila, y admirador del arte, cultura y todo lo relacionado con el conocimiento.
En el año 2004 ingresé a la universidad, con diecisiete años aún, fue allí donde conocí a la principal forjadora de mi literatura, persona con la que viviría un corto romance, una corta histeria de amor, febril ilusión masoquista.
Estando en la escuela de Derecho, pronto me gané respeto tanto de profesores como de mis compañeros, también conocí a quien considero mi mejor amigo, además de mis inseparables compañeros de juerga.
En marzo del 2005 sufrí una de las más sentidas pérdidas, si acaso no la única, con la muerte de quien fuera la primera mujer de mi vida, derrumbando así proyectos que sólo volverían a resurgir con la presencia de un amor intenso que le precedió, pero que también se marchó, y hasta ahora la tengo presente, como el mejor de mis recuerdos y con la esperanza de que vuelva algún día.
Mi vida la resumo en tres momentos, remarcados por la presencia de los recuerdos. Mujeres que en mi vida estuvieron, compartiendo horas y compartiendo lecho, fueron tres que justifican todo lo que he hecho, fueron tres y la reminiscencia las evoca con entrañable adoración, de ninguna tengo queja, fueron tres y a las tres amé, aunque ahora sólo espero a la última. Actualmente me he cambiado de Carrera, soy estudiante de Comunicaciones y estoy más inmiscuido en mi mundo de razones contrariadas, de pasiones dormidas y de fantasías verdaderas, las cuales plasmo en mis escritos.