Patricia Hearst (0000-0000) Cine y Televisión
1 Un visitante nos comenta La historia de una millonaria que se transformó en guerrillera
Era heredera de un magnate periodístico
Tenía 19 años cuando la secuestró el Ejército de Liberación Simbionés
Con sus secuestradores participó en asaltos y puso bombas
Ahora hace beneficencia
WILLIAM CARLSEN San Francisco Chronicle. San Francisco
Una clara noche de invierno de hace 25 años, tres secuestradores armados irrumpieron en un departamento de Berkeley, California, y se llevaron a la heredera de 19 años de un magnate periodístico envuelta en una salida de baño azul. Se llamaba Patricia Campbell Hearst, y su secuestro -realizado con armas de fuego y coches ruidosos a unas pocas cuadras al sur del campus de la Universidad de California- inició una de las sagas más extravagantes de la historia moderna. En su curso, la nieta del magnate periodístico William Randolph Hearst se unió a sus secuestradores, una pequeña banda de autodenominados revolucionarios que se hacían llamar Ejército de Liberación Simbionés (ELS), con quienes participó en el asalto a un banco y en la instalación de bombas hasta que finalmente fue detenida en San Francisco y pasó dos años en la cárcel.Hoy, Hearst tiene 44 años y lleva la ocupada vida de una señora de la sociedad de East Coast, dedicada a una cantidad de entidades caritativas, con dos hijas adolescentes. En su primer comunicado después del secuestro, el ELS denostaba al régimen exigiendo que la opulenta familia Hearst, cuyo jefe era presidente de Hearst y editor del San Francisco Examiner, usara sus millones para dar de comer a los pobres.Pronto se escucharía a Patty Hearst en cintas grabadas en las que denunciaba a sus padres como cerdos, una frase que estremeció a padres y madres a lo largo y a lo ancho de Estados Unidos.El 15 de abril, poco más de dos meses después de su secuestro, Hearst, que entonces se llamaba Tania, apareció en la inestable pantalla de un video de vigilancia blandiendo un rifle, cuando ella y sus secuestradores asaltaron el banco Hibernia en el distrito Sunset de San Francisco.Detenida 17 meses después, tras una de las cacerías más intensas de la historia del FBI, hizo el saludo revolucionario con el puño cerrado. Cuando le preguntaron su ocupación, mientras la registraban y le tomaban las huellas dactilares, contestó: Guerrillera urbana.Cuando empezó el juicio cuatro meses más tarde, Hearst ya se había vuelto a transformar en una asustada estudiante de Berkeley.Atestiguó que, una vez secuestrada, el ELS la tuvo con los ojos vendados durante más de 50 días en un armario, en una casa de Daly City, California, arengándola continuamente con su retórica ultraizquierdista.También explicó que participó del asalto al banco Hibernia por miedo a que la mataran si no lo hacía.Era culpablePero el hombre que la procesó, el ex fiscal James L. Browning, nunca vaciló en su creencia de que Hearst era culpable y de que su juicio y su condena eran justos.Cuando estaba en ese banco, dicerowning, actuó con vitalidad y decisión, y eludió durante un año su captura, cuando tuvo muchas oportunidades de huir y volver a su casa. Ella se unió a la banda.Al jurado le llevó poco más de un día decidir que era culpable, llegando a la conclusión de que había participado por propia voluntad en el asalto.En 1979, tras cumplir dos años de la condena de cinco, el presidente Jimmy Carter le conmutó la pena y quedó libre.Patty Hearst, que nunca perdió sus peculiaridades ni su sentido del humor, es coautora de una novela titulada Asesinato en San Simeón, y apareció en roles secundarios en varios filmes de John Waters, incluido el de 1990 Cry Baby, donde su papel era una parodia de un ama de casa suburbana y formal.
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