José de Ribera (1591-1652) Arte
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Pintor español, se establece en Nápoles a los 18 años, donde permanece hasta su muerte que ocurre en circunstancias desconocidas. A pesar de la distancia, nunca olvida su patria; siempre firmó Valentino y debido a su corta estatura le llamaban Spagnoletto. Considerado uno de los representantes más característicos del realismo barroco y maestro del tenebrismo, manifiesta los contrastes entre luz y sombra, que toma primero de Ribalta y luego de Caravaggio, con una crudeza aterradora que le identificará siempre. La influencia de su pintura es fuerte y notoria en sus compatriotas contemporáneos, sobre todo en Velázquez. El contacto que tiene al comienzo de su vida con los pordioseros y mendigos de las calles define su temática que revela en el estilo de sus santos martirizados, heridos y desollados. El bajo mundo que representa se puede apreciar en el Arquímedes, personaje del hampa del puerto de Nápoles, y en El niño cojo (Museo del Louvre). No vacila en representar lo deforme, lo grotesco y lo patético a semejanza de la novela picaresca española. Va a Nápoles donde la fama que adquiere le hace merecedor de numerosos encargos de otras partes de Italia y de España, que le permiten llevar una vida cómoda. De su obra religiosa hay que mencionar el San Bartolomé (Museo del Prado), varias versiones de San Sebastián (Leningrado, Berlín, Bilbao, Valencia), San Juan Bautista y Santa Inés (ambos en el Museo de Dresde), Magdalena, San Pablo Ermitaño y San Andrés. José de Ribera también pinta numerosos lienzos sobre la virgen, entre otros, la Inmaculada (convento de Agustinas, Salamanca) y La Sagrada Familia (Museo Metropolitano, Nueva York). De su inmensa obra sobre la mitología hay que mencionar Baco en casa de Icario, Apolo y Marsias, Ixión y Ticio. Las obras de su última etapa están matizadas con un marcado tenebrismo de tonalidades azules y grises y contrastes de luz.