Felipe Arriaga (0000-0000) Cine y Televisión
1 Un visitante nos comenta 5.- Luis Aguilar (Felipe Arriaga) (1937 – )
Jesús Octavio Valencia
El músico, el intérprete y el amigo
Felipe Arriaga, como el pueblo lo conoció, nació en Cotija el 27 de septiembre de 1937 donde, a los pocos días de su nacimiento fue bautizado en la parroquia de su pueblo natal con el nombre de José Luis. Su padre, Gerardo Aguilar, oriundo de la ranchería de Jaripitiro y de origen humilde, se dedicó por año a las precarias tareas del campo sin que se vieran mayores frutos en su empeño, siendo cada día más las necesidades económicas para alimentar a la familia que crecía en número y edad, se dio a la tarea de aprovechar su habilidad como músico en las épocas de fiestas y en las reuniones particulares para lucrar y desahogar sus marcadas inquietudes por la música, siendo este señor tan versátil que lo mismo tocaba un son, un jarabe, un vals o lo que le pidieran, transmitiendo por ende el amor a la música a todos sus hijos, e incitándolos a ejecutarla o interpretarla, por eso en esta familia han sido cuatro los que han tenido la suerte de dejarse escuchar en sus grabaciones.
José Aguilar, el segundo de la familia, grabó un disco en 78 rpm en 1950 con la bellísima canción Lindo Michoacán.
Francisco Aguilar, conocido en el medio como Paco Aguilar, fue el quinto de los hermanos y tuvo gran éxito con su grabación La nube gris.
José Luis Aguilar, conocido como Felipe Arriaga, fue el onceavo y Salvador, que se conoce como Salvador Arriaga o el Chiriquisí, o Meche, como era conocido. Ella fue originaria del Moral y recientemente homenajeada por una grabación donde interpretan tres de sus hijos (Paco, Felipe y salvador), canciones que llevan un cariño materno, dándole a esta grabación el acertado nombre de Amor de madre.
Felipe, siendo prácticamente un niño, se vio obligado a abandonar la escuela con la necesidad de desempeñar trabajo para ayudar a contribuir al hogar con sus escasos ingresos, por esta razón, malamente se enseño a leer y a escribir en los dos años que cursó en la escuela oficial, que todavía se encuentra frente a la Plaza Principal.
Por lo eventual del trabajo en la música y aprovechar el mayor tiempo posible, se desempeñó de ayudante en el oficio de remendar zapatos en el taller de Don Alejo Ochoa, donde él al trabajar siempre entonaba canciones para amenizar el ambiente. Don Gerardo, padre de Felipe, tenía buenas relaciones con el maestro de música del pueblo, Don Tomás Maldonado, al que confiadamente le dijo: Tomás, ahí te dejó a este chamaco para que lo acabes de enseñar, él ya sabe algo.
Poco antes de emigrar la familia a la ciudad de México, en 1953, y con sólo 16 años Felipe sufrió la nostalgia de dejar a sus amigos y llevarse sólo los recuerdos que algunos incluían en sus travesuras; de lo que un día me llegó a contar y recuerdo aún, fueron tan simples que no se le debe dar el nombre de robo, pero que para Antonio el crudo, posiblemente sí lo tenga, porque fue el afectado cuando Felipe, su hermano Salvador y otros amigos, se brincaban a menudo a la barda del mesón para extraer algunas golosinas antojadizas; o también para Chuche la Cacahuatera, ya que Felipe como otros muchos, al pasar corriendo agarraban del puesto puños de cacahuates: lo mismo hacía con las colitas de camote que en la bateada vendía Luis el Gordo, este lo hacía cuando Don Luis dormitaba al estar vigilando su mercancía. Estas recordadas travesuras de Felipe, con el tiempo compensó a los afectados con regalos de sus grabaciones y su sincera amistad.
Llegando a México, don Gerardo formó su propio mariachi donde Felipe fue integrante, y causante de que poco trabajaran dentro de las cantinas en Garibaldi, debido a que era menor de edad; para entonces ya su hermano José dirigía profesionalmente un mariachi en el que se encontraba como integrante el entonces desconocido Javier Solís; José, al ver el interés y la capacidad de su hermano Felipe lo integró a su mariachi al cumplir la mayoría de edad y al morir José en 1960, Felipe se encargó de representar al grupo que llevaba el nombre de Mariachi Aguilar. Este trabajaba en el Restaurant-Bar Amanecer Tapatío, entonces el mejor lugar de México y, por ende, también del país. Estando Felipe trabajando en este lugar, donde la Chuy, era la dueña, llegó en 1967 recomendado por alguien en Guadalajara Vicente Fernández, que se integró al Mariachi como primera voz por dos años y medio; llegando Vicente a la capital, Felipe le brindó su apoyo dándole hospedaje en su casa y compartiendo sus conocimientos musicales de una manera desinteresada y sana, que los llevó a crear para siempre una amistad sincera y de apoyo mutuo. Vicente, agradeció con la ayuda recibida en esos momentos difíciles de su vida, recordaba públicamente diciendo en repetidas ocasiones: Llegué a la capital con hambre de hambre y hambre de triunfo, soy y seré agradecido con los que me tendieron su mano. Por eso en entrevistas y presentaciones a menudo se le oía decir con orgullo: este chaparrito que ven aquí es mi hermano. O a veces decía: este hombre que es puro de corazón es mi primo. De Vicente siempre salieron elogios en público para su amigo.
Durante la grabación de Vicente con la canción Tu camino y el mío, se le dificultó hacer el doblaje con la segunda voz en varias ocasiones, por lo que le pidió al director artístico de la CBS, y al equipo de grabación la participación de Felipe Arriaga para que le hiciera la segunda voz, porque Vicente sabía de su perfecto acoplamiento con él. En esta ocasión, los maestros Fernando Z. Maldonado, Rafael Carrión y Gilberto Parra, notaron la calidad de voz de Felipe y le hicieron en la CBS su primer contrato por cinco años; pero antes de concluir el contrato le dio la compañía discográfica un fuerte impulso en los Estados Unidos y le renovó el contrato por cinco años más. La primera grabación que se lanzó al mercado fue con la canción lo del agua al agua. Si ésta no fue todo un éxito como se esperaba, sirvió para darse a conocer y empezar a destacar popularmente dentro de su ambiente y su género.
Fina estampa, fue una de las canciones que más satisfacciones le dieron y más aún cuando recibió el reconocimiento por parte de la misma autora, Chabuca Granda, que lo reconoció como el mejor intérprete masculino de su internacionalizada canción.
También tuvo otras muchas que logró destacar haciéndolas penetrar en el gusto de las gentes, como El fuereño, Pilar de cantina, El adiós del soldado, Pelea de Perros y el himno de Michoacán, Juan Colorado y Canto a Cotija.
Grande fue la popularidad que alcanzó en el extranjero, sobresaliendo a lo largo y a lo ancho de la Unión Americana en sus 52 estados, abarcando mayormente en repetidas giras el público de los estados de California, Texas, Illinois, Nuevo México, Colorado y Arizona. El Albuquerque, NM fue quizá donde el público le demostró más efusivamente lo que el merecía, por eso hacía un esfuerzo sobrehumano para entregrase con toda su alma a corresponderles esa gratitud.
En su primera película, El coyote y la bronca, Vicente fue el conducto de introducción para corresponderse entre sí los mutuos apoyos. Después siguieron películas como Peleas de Perros, Más buena que el pan, Amor a la Mexicana y otras más que hicieron un total de 21 intervenciones cinematográficas de las cuales en 10 llevó el papel estelar a lado de grandes destacados del medio artístico.
De la ciudad de León, Guanajuato, se transmitió esta vez el programa más popular de México, Siempre en domingo, haciéndose en él el concurso nacional más importante, el “Festival Ranchero”, dándose cita entre los participantes los mejores intérpretes de la canción vernácula del momento. En este evento, celebrado en 1978, salió triunfante, para orgullo de los cotijenses, el paisano Felipe Arriaga, llevándose como mejor trofeo la ovación del acalorado público.
Bien hecho fue el merecido honor que don Francisco Elizalde le hizo por años a Felipe Arriaga en sus programas de radio transmitidos por la estación XEZM de Zamora para la audición regional, en estas continuas emisiones hacía hincapié en la persona caracterizada por la sencillez y el emanado orgullo que siempre presentó de haber nacido en Michoacán.
También Felipe, en más de una ocasión, hizo pública la buena relación que tuvo con sus tres medias hermanas procreadas por su padre fuera del matrimonio, a las mismas que apreció sin recelo y con valentía supo perdonar a su padre.
Felipe fue amable y cariñoso con toda la gente, pero en su pueblo tenía especial aprecio por amigos como Antonio Barajas y Juanita, Lola y Polo Lara, Memo Espinoza y Tere, Luis Maldonado y Lulú, Chavo Vargas y la China, Felo Barragán y Carmela y Josefina Oseguera.
Con el cariño que él sintió por nuestro pueblo, con ese mismo hay que recordarlo siempre, y muy especialmente el día 3 de noviembre de cada año, que es el aniversario de su fallecimiento.
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